miércoles, 22 de octubre de 2014

La espiral



Queridos lectores,

Durante las últimas semanas se ha producido un fuerte descenso en el precio del petróleo, el cual llevaba más de dos años moviéndose en una franja relativamente estrecha de precios bastante altos.



En el post de esta semana analizaré en detalle qué está pasando con el precio del petróleo. Se trata de un post bastante largo, así que lo he organizado por secciones: Introducción; Volatilidad y Recesión; Los eventos de 2008 y 2011; Fundamentales; Consecuencias; y Conclusión.

Introducción

Si nos fijamos en el precio del barril de petróleo de tipo Brent (el de referencia en Europa) vemos que desde principios de 2011 se cotizaba por encima de los 100 dólares, con un par de picos por encima de los 120 a principios de 2011 y 2012 , y un par de coqueteos con la línea de los 100 dólares, que actuó como precio de referencia o línea a no traspasar hacia abajo. Hasta ahora: el viernes pasado el barril de Brent cotizaba a 86$, y aún había estado unos dólares más abajo los días anteriores.

La fuerte volatilidad de los precios del petróleo es uno de los síntomas de problemas de suministro de esta fundamental materia prima. Lo hemos explicado multitud de veces en este blog: cuando la actividad económica es vigorosa, la demanda sube pero la producción no puede seguir el ritmo, con lo que el precio sube hasta que los altos precios dañan la actividad económica. Entonces, se cierran empresas y se deja a gente en el paro, la demanda baja, el precio cae bruscamente y eso permite que poco más tarde comience la recuperación económica, vuelve a subir la demanda y volvemos al punto de partida. Mientras la producción de petróleo suba lentamente o incluso se estanque es de esperar que se reproduzcan periódicamente estos ciclos de recuperación y caída; sin embargo, a medida que la producción de petróleo baje (cosa que aún no ha pasado si consideramos todos los hidrocarburos líquidos, lo cual ya es discutible per se) lo esperable es que la secuencia de subidas y bajadas se acelere, a veces con cambios de enorme brusquedad que empujan el precio hacia arriba o hacia abajo a medida que países enteros colapsan (hacia arriba si el que colapsa es un país productor o hacia abajo si el país colapsante es consumidor).


Como explicaré en este post, la actual bajada de precios es un síntoma ominoso de graves e inminentes problemas económicos y en la producción de petróleo, consecuencia de muchas tensiones acumuladas durante años de huida hacia adelante. Y por ello resultaría bastante cómico, si no fuera tan triste y tan sintomático de nuestra ceguera como sociedad, ver que delante de un momento tan preocupante y crítico como el actual han surgido voces diciendo que "eso del oil crash" no es cierto debido a esta bajada de precios; incluso hay quien dice que esto no lo habíamos visto venir y que todos los análisis que hacemos en este y otros foros son pura basura, porque para estas personas el único síntoma de los problemas de suministro son los altos precios del petróleo, y cada bajada de precios representa un aumento de suministro, por lo que en realidad el peak oil está cada vez más lejos (incluso he llegado a leer un tweet de un conocido gestor de activos relacionados con el petróleo en el que se afirmaba que la caída del precio del petróleo era signo de abundancia de suministro).


Volatilidad y recesión

Nada más lejos de la realidad, por supuesto. Fijarse exclusivamente en el precio del petróleo para describir el peak oil es un error, y aún más pensarse que los problemas de suministro de petróleo simplemente generan precios persistentemente más altos: en realidad, el peak oil lo que genera es una enorme volatilidad (subidas y bajadas del precio salvajes). Y hemos insistido en esa idea desde el principio, en realidad; justamente una de las cosas que me empujó a hacer divulgación del problema del pico del petróleo fue el hecho de ver que después de la clara señal de 2008 (el mismo año el barril valió 147$ en Julio y 36$ en Diciembre) no se produjo una reacción racional a los problemas que ya eran evidentes. Miente quien diga que no lo llevamos diciendo desde hace años, y en mi caso desde el principio: el quinto post que publiqué en este blog, el 3 de Febrero de 2010, se llamaba "Pronóstico de los precios del petróleo para los próximos diez años" e ilustraba el problema de la hipervolatilidad del precio con un croquis que hace años dibujó Dave Cohen:


Un año más tarde, me preguntaba si la repentina subida de precios, ya no lejos de los 130 dólares por barril, indicaba que estábamos en otro de esos picos de volatilidad y si ésta estaba ocasionando la oleada recesiva de 2011. Y ahora en 2014 estamos a punto de otra recesión mundial, según parece. Permítanme que les entresaque dos párrafos de mi post "
Pronóstico de los precios del petróleo para los próximos diez años", publicado hace cuatro años y medio:

"Predecir el valor del pico es más o menos imposible, pero sí que podemos adelantar que la economía debilitada no podrá aguantar precios crecientes hasta valores tan altos como 150$, con lo que probablemente el próximo pico será bien menor. Mientras dure la situación de plateau oil, lo único que podemos aventurar es la cadencia de los picos, asumiendo que tras el pico el precio se estabiliza en un valor de unos 40$."

y también

"De aquí también se concluye que los tiempos de recurrencia de los shocks petrolíferos serán cada 3 años, siempre en Julio: 2008, 2011, 2014, 2017, 2020,... Es decir, en esta década nos esperan 4 shocks petrolíferos, siempre y cuando asumamos que estamos en el plateau oil."

El modelo que usé en aquel post era de una banalidad insultante, y la realidad ha sido por supuesto mucho más compleja (yo mismo ya afirmaba en el propio post que las cosas serían bastante más complicadas). Es, sin embargo, curioso ver que, efectivamente, los siguientes picos de precios no han sido tan altos como los casi 150$ de Julio de 2008 y que las fechas esperadas para la mayor volatilidad del precio del petróleo (2008, 2011, 2014...) no han ido tan desencaminadas y parecen marcar las fechas de las sucesivas "Grandes Recesiones", ahora que empieza a reconocerse que podríamos estar en puertas de la Tercera de ellas.

Pero ciertamente la dinámica del precio y la del suministro de petróleo está siendo bastante más complicada. Por la parte de los precios, justamente hace unos meses alguien me echaba en cara que no se cumpliera con la volatilidad que siempre he defendido como síntoma de los problemas de suministro de petróleo, delante de lo cual yo escribí un post en que se tocaba diversos temas y en cuanto a éste, enseñé la siguiente gráfica, superponiendo el croquis de Cohen sobre la evolución real del precio del barril de petróleo:



El bosquejo de Dave Cohen es eso, un bosquejo, pero a pesar de su simplicidad sí que se diría que está captando algo de lo que pasa, y máxime si ahora a finales de 2014 el precio se está desplomando. Antes de entrar a analizar en mayor profundidad qué explica estas desviaciones observadas respecto al modelo simple para el comportamiento del precio, déjenme decirles que esta visión de que los problemas del petróleo implican no simplemente precios altos sino volatilidad no es mía particular, sino compartida por prácticamente toda la comunidad peakoiler. En particular, les recomiendo un excelente artículo de Gail Tverberg para que puedan hacerse una idea más certera de qué está pasando. Así que aquellos que critican a los peakoilers por la bajada repentina del precio del barril de crudo, que se abrochen los cinturones porque ahora vienen curvas y muy peligrosas; y lean por ejemplo lo que se dice en ASPO sobre el fenómeno.


Los eventos de 2008 y 2011

Telecomunista, toda una eminencia en el tratamiento de los datos de las diversas agencias públicas, publicaba en burbuja.info la siguiente gráfica hace unas semanas.
 

Si se miran la gráfica con atención verán que ha habido dos acelerones en la producción de "todos los líquidos del petróleo" (petróleo crudo convencional + crudos no convencionales + diversos sucedáneos más o menos asimilables) justo después de dos mesetas en la producción. El primer acelerón se produce tras la crisis del 2008 y se sustenta con biocombustibles. Lamentablemente, los biocombustibles no aportan en realidad energía neta, con lo que de manera real la cosa no coge momento. Los Gobiernos americano y europeos, que obligaron a que parte de la mezcla de sus gasolinas y diéseles tuvieran parte de biocombustibles han perdido el interés en estos combustibles, al comprobar que no reducen la dependencia exterior, y han empezado a retirar los subsidios a su consumo, lo que ha llevado al estancamiento de su producción:

Imagen de http://www.energytrendsinsider.com/2014/08/28/global-biofuels-status-update/ethanol-production-1980-to-2013/


De manera práctica, lo que ha pasado es que el precio del petróleo no ha subido porque la falta de suficiente petróleo en el mercado se rellenó con biocombustibles, que además de causar revueltas del hambre no eran ni energética ni comercialmente rentables y que por tanto se subsidiaron con más deuda de los Estados. Es decir, para mantener la maquinaria mundial en marcha se ha explotado un recurso que no se debía haber producido y que básicamente convierte austeridad y penalidades de la población propia y de otros países en hidrocarburos líquidos.

Pero ya en 2011, siendo ya obvio el fiasco de los biocombustibles, y con una nueva recesión en marcha, hizo falta buscar algo más con lo que impulsar la producción de petróleo, y aquí es donde emerge con fuerza el fracking, como evidencia la franja de color lila del gráfico de Telecomunista más arriba. Sin el aporte de los condensados y el petróleo ligero de roca compacta (light tight oil) americano la producción total de hidrocarburos líquidos habría decaído unos 3 millones de barriles diarios. Lamentablemente, pasa aquí una cosa parecida a la de los biocombustibles: las compañías que explotan estos recursos se están arruinando (como evidencian los cada vez más numerosos artículos que alertan de ello en la prensa económica) y esa montaña de deuda inevitablemente explotará más pronto que tarde. Y tardará menos en reventar si el precio del barril cae demasiado durante un tiempo suficiente. Al final, dado lo crítico y estratégico del petróleo los Estados rescatarán estas compañías, endosando una vez más el coste a los ciudadanos, y de nuevo habiendo convertido sufrimiento social en hidrocarburos líquidos. No es ninguna bagatela precisamente.

Fundamentales

Los movimientos con los biocombustibles y con los hidrocarburos líquidos derivados del fracking explican por qué el precio se ha mantenido alto sin grandes altibajos (excepto el momento en que se renuncia a seguir impulsando los biocombustibles como gran solución en 2011, que se acopla perfectamente con el pequeño pico de precios de ese año y la consiguiente oleada recesiva). Pero, ¿qué está pasando ahora? El precio se ha mantenido estable por encima los 100$ los últimos 3 años, y de golpe ha comenzado a caer, incluso por debajo de esa barrera de los 100 dólares el barril. Si uno estudia los fundamentales del mercado, se encuentra tres posibles factores en la oferta y uno en la demanda.

Los tres factores en la oferta son:


En cuando a la demanda, hay un único factor que aparece en todos los análisis: la demanda mundial está débil. Desde hace meses se acumulan los indicios negativos en muchos países (caída de las exportaciones alemanas, escasa creación de empleo en los EE.UU., malestar en Francia y decepción con el presidente Hollande, Italia que no levanta cabeza a pesar de la elección como presidente del pretendidamente reformista Renzi...), pero son particularmente importantes los que llegan de China pues es hoy en día la factoría del mundo y su evolución está muy marcada por la evolución de la demanda, sobre todo en Occidente. Y de China no vienen buenos datos: el índice PMI está bastante bajo y muchos indicadores van a la baja (por ejemplo, la fuerte caída de la demanda de acero en ese país). En suma: se anticipa una recesión global, lo cual cuadra bien con la caída concomitante de las bolsas mundiales.

Una manera de tratar de entender qué es lo que está pasando es mirar los informes sobre coyuntura del mercado del petróleo que mensualmente publica la Agencia Internacional de  la Energía (AIE), los Oil Market Report. Siguiendo la misma metodología que usé hace dos años en el post "Cuando la demanda supera a la oferta", he calculado las gráficas trimestrales de oferta (en verde) y demanda (en rojo) de todos los hidrocarburos líquidos en el mundo. He separado dos períodos: hasta 2005 y a partir de 2005. Veamos el primero de esas gráficas. El eje vertical representa la producción media de todos los líquidos del petróleo durante ese trimestre, y está expresada en millones de barriles diarios (Mb/d).




Hasta 2002 se observa un claro patrón estacional, con más demanda de petróleo en invierno y otoño y menos en primera y verano; la oferta se intenta ajustar a la demanda de forma ligeramente anticíclica: se produce por debajo de la demanda en los meses de mayor demanda pero se compensa con una oferta superior a demanda en los meses de menor demanda. Por eso vemos múltiples cruces de las dos curvas, y los inventarios que guarda la industria en sus depósitos sirven para compensar los vaivenes (se compra demás en los momentos de menor consumo y se compra de menos en los de mayor). A partir de 2003 (si se fijan en el gráfico de Telecomunista, es más o menos cuando la producción de petróleo crudo deja de crecer significativamente) empieza una carrera entre oferta y demanda, que van más ajustadas, y queda menos espacio entre las dos curvas.

¿Qué pasa a partir de 2005? De todo. 



En 2005 y 2006 la curva de oferta está superando la mayoría del tiempo, y ampliamente, la de demanda. Eso debería querer decir que el mercado está más que bien abastecido, pero no olviden que una parte cada vez mayor de lo producido son líquidos del gas natural, que substituyen al petróleo sólo para ciertas funciones (por ejemplo, para la síntesis del propileno). Así que probablemente, en términos de lo que el mercado realmente demandaba (gasolina, diésel, keroseno) la oferta estaba siendo bastante ajustada y eso explicaría por qué durante esos años el precio subió meteóricamente; lamentablemente, la introducción de la notación "todos los líquidos del petróleo" por parte de la AIE hace que esos detalles no puedan ser percibidos en las gráficas.

Llega 2008 y el consumo, que generalmente oscilaba unos 2 Mb/d cada año, baja de casi 4 Mb/d. El precio se desploma durante ese año, y la oferta intenta seguir a la demanda, estando siempre por encima todo ese año. De nuevo, la inclusión en el mismo cesto de "todos los líquidos del petróleo" hace incomprensible la evolución del precio del petróleo, ya que según esta gráfica la oferta fue siempre superior a la demanda durante todo 2008, incluso en Julio cuando el precio llegó a casi 150$ por barril.

Hacia 2009 la demanda se empieza a recuperar, aunque no recupera sus oscilaciones anuales características hasta 2010. Y a finales de 2011 volvemos a ver la paradoja de tener una oferta que excede en mucho a la demanda y aún así el precio sube. Presumiblemente, porque es el momento en que empieza a verse que los biocombustibles no disminuyen la dependencia energética del mundo; por supuesto los economistas no entienden el por qué, que no es otro que su baja TRE, o sea, que no están produciendo energía neta aprovechable. Y en este momento emerge con fuerza el petróleo ligero de roca compacta y los condensado de algunas plataformas de shale gas de los EE.UU., todos ellos explotados por el fracking. El petróleo ligero de roca compacta sí que es petróleo, aunque al ser ligero no vale para destilar diésel, pero sí que proporciona un alivio a la demanda de combustibles fósiles líquidos del planeta y por tanto la situación comienza a normalizarse en 2012 y 2013... hasta ahora.

Los gráficos acaban en el segundo trimestre de 2014; las líneas delgadas que vienen después son las proyecciones que se deducen del último Oil Market Report (por cierto, corregido un error tonto en las tablas). Como ven, la AIE está haciendo un pronóstico basado en algo muy simple: simplemente apuesta a que volvemos a empezar un ciclo normal, en el que la oferta se va cruzando con la demanda a lo largo del año: ahora toca que la demanda empiece a subir y que la oferta lo haga más moderadamente durante el invierno, y lógicamente se espera que ya pasará lo contrario durante la primavera y el verano.

Pero, ¿qué está pasando en realidad? Como ven, no hay nada espectacular en la oferta prevista, y el último aumento de la producción no es nada completamente disparatado, sobre todo si se tiene en cuenta que Libia aún produce sólo la mitad del petróleo que llegó a producir diariamente, y que los problemas con el Estado Islámico hacen que cualquier proyección sobre las exportaciones iraquíes sea muy especulativa. Parece más bien que el problema principal se está originando con la demanda, que no está siguiendo el patrón previsto de repunte en esta época del año; al contrario, está bajando con fuerza. Estamos repitiendo el patrón de 2008 y 2011, donde la oferta superó a la demanda en momentos que debería suceder lo contrario. El problema es que incluir todo lo que asimilamos a petróleo en el mismo gráfico impide distinguir con claridad qué de todo ello es realmente lo que demanda el mercado. La AIE tendría que considerar seriamente separar el mercado del crudo del resto de mercados de hidrocarburos líquidos en sus análisis, puesto que no son absolutamente fungibles y equivalentes (como discutimos al hablar del pico del diésel).
 

Consecuencias

Es aún pronto para saber si la caída de la demanda continuará durante los próximos meses, consecuencia de un posible parón de la actividad global. Incluso aunque realmente estemos entrando en un proceso recesivo, los Gobiernos pueden tomar muchas medidas para atenuar el problema, y de hecho parece que el Gobierno norteamericano ha emprendido una nueva campaña de imprimir más dinero para intentar conjurar este peligro. La eficacia de tal medida se comprobará durante las próximas semanas.

Sin embargo, lo que sí que ha evidenciado la fuerte bajada del precio del petróleo es un gran nerviosismo en muchos de los países productores. Algunos analistas se han apresurado en declarar que, en realidad, esta caída de precios es el resultado de una sucia artimaña de Arabia Saudita, a quien el consenso de los autoproclamados expertos le atribuye la capacidad eterna de controlar el mercado; según ellos, Arabia Saudita  estaría inundando el mercado con petróleo para hacer bajar los precios. En lo que estos expertos no se ponen de acuerdo es con qué fin hace esto el reino saudí: algunos opinan que lo hacen para favorecer el hundimiento de la díscola Rusia, otros que pretende destruir el negocio del shale en los EE.UU., algunos más creen que Arabia Saudita está intentando estrangular económicamente al Estado Islámico en Irak...

Pero, como hemos visto, no es Arabia Saudita la que ha incrementado su producción, sino principalmente Libia, y los incrementos observados no se salen de las cantidades más o menos habituales para esta época del año. Más aún: como comentábamos hace algunos meses, todo apunta a que la producción de crudo ha empezado ya su declive. Y en cuanto a Arabia Saudita no parece posible que pueda aumentar sensiblemente su producción de petróleo; más bien ésta comenzará pronto a disminuir.

Así pues, se puede negar la mayor: no se están poniendo grandes cantidades de petróleo extra en el mercado con el fin de hundir los precios, y menos que nadie es Arabia Saudita la que está provocando esa imaginaria abundancia. Lo que sí que está pasando con toda probabilidad es que la Tercera Recesión ya está avanzando y la demanda cae, y con ella el precio.


Deutsche Bank publicaba recientemente un análisis sobre el precio mínimo al que necesitan vender cada país el barril de petróleo, so pena de entrar en graves déficits fiscales que podrían comprometer su estabilidad:


Como ven, los grandes productores (Rusia y Arabia Saudita) estarían en déficit ahora mismo, en tanto que otros países que arrastran problemas desde hace tiempo resulta que ya estaban en situación de déficit fiscal. No es nada nuevo: hace un año y medio lo explicábamos en este mismo blog. El problema es mucho más serio de lo que algunos "expertos" proclaman; no se trata, no, de garantizar un pisito y un trabajo a cada parejita o de atar perros con longanizas: se trata de mantener la paz social en países que sufren graves desequilibrios. Arabia Saudita tiene ciertamente suficiente dinero como para aguantar esta situación durante bastantes meses, pero la mayoría de los otros productores se verían en graves problemas en sólo cuestión de semanas. El sistema global está apuntalado precariamente y podría desmoronarse con una rapidez inusitada si no se reacciona en breve.

No sólo los países están en riesgo. Ya vimos que las 127 mayores compañías de gas y petróleo del mundo se han endeudado irracionalmente para mantener la ficción de un mundo en expansión (llegando al absurdo de solicitar crédito para arrojar dividendo, cosa que por cierto también ha hecho en España la eléctrica Endesa). Estas compañías se han empantanado en proyectos de petróleo y gas no convencionales que han demostrado tener nula o negativa rentabilidad; esto incluye los biocombustibles, las arenas bituminosas de Canadá y resto de petróleos extrapesados, las aguas ultraprofundas y, por supuesto, los hidrocarburos extraídos mediante fracking. Como ya explicamos, desde principios de este año las compañías más grandes han empezado a desinvertir fuertemente en los yacimientos menos rentables, centrándose en un volumen de negocio inferior pero de mayor rendimiento, y la presión para aumentar esa desinversión va en aumento. Si la actual bajada de precios se profundiza y es lo suficientemente duradera, se abandonarán más proyectos y eso hará que a la vuelta de un par de años ese petróleo que se tenía que haber empezado a poner en producción ahora simplemente no estará allí.


Los nervios de los productores están a flor de piel, mientras que sus consumidores habituales están exangües. Prácticamente no hay tiempo para reaccionar. Sin duda la OPEP restringirá ligeramente la producción para intentar contener la bajada del precio del crudo, pero esta estrategia tiene un corto recorrido: si se recorta mucho la exportación, el precio por barril que necesita cada país sube, con lo que deberían recortar aún más la exportación y el precio necesario para equilibrar las cuentas subiría aún más. Realmente no hay mucho margen por ahí. Tarde o temprano los países productores se darán cuenta de que lo que les interesa es que alguno de ellos se hunda para que los otros puedan sobrevivir. En ese juego de locos, en esa huida absurda hacia adelante, Irak es de los que tienen las peores cartas, juntamente con otros países como Siria o Yemen.

Conclusión

Aparentemente, estamos ya a las puertas de la Tercera Gran Recesión. Hace meses que se tiene indicios de la llegada de la misma, y la caída en poco tiempo de los índices bursátiles y de los precios de muchas materias primas son el resultado esperable de la caída de la demanda asociada al parón económico.

La bajada del precio del petróleo en particular es muy peligrosa, pues compromete la viabilidad financiera de muchas empresas, empeñadas de manera completamente irracional en la explotación de hidrocarburos no convencionales más allá de su rentabilidad real. También pone en peligro la estabilidad de muchos países que dependen de los ingresos de sus exportaciones petroleras para garantizar la paz social.

En el nivel de los 85$ por barril en el que los precios se han estabilizado ahora mismo, los riesgos son menores y sería soportable si este nivel de precios no dura demasiado tiempo. Sin embargo, si la caída de precios se profundiza se puede desencadenar todo un alud de consecuencias muy desagradables: la quiebra de petroleras o el abandono masivo de yacimientos y explotaciones menos rentables obligará a los Estados (particularmente, los EE.UU.) a intervenir, detrayendo recursos para otras cosas y probablemente agravando sus propios problemas económicos y sociales; por otro lado, en los países productores más débiles son esperables revueltas y guerras civiles. Todo ello redundaría en una abrupta caída de la producción de petróleo, la cual desencadenaría problemas de suministro y llevaría inmediatamente a precios del petróleo y otras materias primas extremadamente altos que hundirían las economías occidentales en una recesión aún más profunda, y ésta a un hundimiento aún mayor de la demanda, reiniciando todo el ciclo en una espiral tenebrosa: recesión - destrucción de la demanda y consecuente bajada del precio - caída de la producción por quiebras, revueltas y guerras, y consecuentemente precios altos - de nuevo recesión, etc. La inestabilidad acumulada en el sistema económico y productivo global es tal que una vez se inicie la espiral será difícil detenerla, y cuando por fin pare podríamos encontrarnos mucho más abajo que cuando la comenzamos.

Estamos de pie delante de un abismo que en nuestra irresponsabilidad colectiva, en nuestra irrefrenable huida hacia adelante, hemos contribuido a ahondar. Y ahora estamos extendiendo nuestra pierna, alegremente, hacia el vacío que tenemos delante.

Salu2,
AMT

1 comentario:

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